El Perro vuelve a ladrar. Quiere hacernos creer que se está metamorfoseando (nunca ha dejado hacerlo) que se está convirtiendo en una especie de trovador medieval. Pero este disperso juglar sigue navegando camuflado por mares antiguos, por ríos soñados, y su barca lleva sin peso la esencia del rock, bañada con aromas de son y colmada con la brillante negritud del blues más incierto. Quizá es de los pocos que saben vestir disfraces que no son mentira, que se convierten en auténticos, como si viajara en el tiempo, en el espacio, sin que nadie lo notara… al principio.
Hoy os proponemos dos temas. Los discos buenos requieren varias escuchas y exigen del receptor un oído activo que lo transporte a la senda del placer
El mirlo del pruno.
Un piano desnudo comienza sus acordes partidos “Albertianos” clásicos, en 5/8, el ritmo del zortzico, del aksak o cojo turco, con cierto gusto jazzístico y armonía pentatónica.
Ya aparece la voz de El Perro acompasada con el ritmo “escobillado” de la batería, de melodía fácil, popular, trovadoresca y oriental a partes iguales, enmarcada entre el cantar del mirlo pianístico, repetitivo e incisivo que va creando la atmósfera perseguida.
Estrofas de siempre y de nunca, ¿de qué locus amoenus nos habla? ¿buscamos el lugar idílico donde las fabulas nos transportan a través de animales modernos al paraíso primitivo, reunión de cantaores…? ¿quién se detiene hoy a escuchar el canto del mirlo?, no es Iriarte, ni tampoco el Arcipreste, ni siquiera esos olvidados y admirados poetas andalucíes… es de todo un poco, y nada de eso a la vez, es la disolución, no le llamen fusión, palabra digna, pero demasiado manoseada ya en los tiempos que corren… Maravilla de canción que recreándose en la tradición la reviste de modernidad para compartir con nosotros ese rato en el que el creador parece bloqueado. Olvidado de las musas quiere perseguir el sueño reparador que no llega, pero, afortunadamente, es aliviado por esos personajes cantores que le devuelven la palabra.
Y después de presentarnos a su banda (como manda la tradición de cualquier concierto), esa banda de locos, el mirlo haciendo de lider, un despitado paro carbonero, la corneja haciendo de loca, esa abubilla de carnaval, el fichaje del petirrojo, decadente pero arrogante en su figura, un gorrión venido a menos… todos ellos nos miran y nos piden que escuchemos su canto…
Calla El Perro y asciende la escala infinita del piano buscando, el éxtasis, el clímax musical. Es ahora cuando afloran las reminiscencias sutiles de los ritmos más latinos, los recuerdos del bossa, del son y de la güajira, los recursos del jazz, los glisandos y notas tenidas perturbadoras,… hasta el canto final del ensueño, de las musas, de la inspiración creadora cual canto de mirlo de final del invierno.
EL MIRLO DEL PRUNO
El mirlo del pruno
Es un gran trovador
Que silbando
Con su pico
De oro fino
Se alimenta
En una venta
Del caminoLas Musas furtivas
A Silencio el Oscuro
Despertaban
Y le daban
Una fiesta
Cada tarde
A la hora
De la siestaEl mirlo del pruno
Con el paro carbonero
La corneja agorera
Vigilaba el sendero
Abubilla con peineta
Petirrojo con chaleco
El gorrión medio ronco
Les hacía de palmeroReunión
De cantaores
Yo penando
Que el teléfono
También
Está sonando(Fuente Letra: La huella sonora)
Río negro
¿Y cómo contamos la historia de un minero al que se le va la cabeza, y a quién no, y se lanza al buceo de la noche…cuántas noches de placer, fui la sombra del amanecer… (¿cómo no acordarnos de La Noria... El placer de madrugada / Por el día estoy pagando / El deseo es una flecha disparada / Que en la espalda del arquero está clavada…?) y de la huida, sobre todo de la huida? Bueno, el caso es que se lo juega todo como si fuera el protagonista de un tango, de un drama tan antiguo como todas las crisis, y río abajo, siempre río abajo, provocando sentimientos que apuntan más allá de la solidaridad, apuntan a la envidia que dispara el que mira hacia atrás haciendo burla a los que creen que es un espectro, escondido… libre. Y todo ello provocando, sin ninguna brusquedad, que los ecos de Nueva Orleans visiten sin miedo, altivos en su ritmo, alguna mina olvidada de cualquier pueblo olvidado, que vaga sin rumbo… por tierras de España.
RÍO NEGRO
Río Negro, dónde van
Los lamentos en la oscuridad
Vieja mina de carbón
Se ha derrumbado el pozo
De la ilusiónCuántas noches de placer
Fui la sombra del amanecer
Me buscaron, me escondí
No queda tierra firme
Para míEn mi barca sin timón
Sólo tengo una dirección
Río abajo, soledad
Con la corriente vengo
A dar al marRío Negro
Río Negro(Fuente Letra: La huella sonora)
Y, fuera del disco, os ofrecemos un pequeño tesoro de hace ya algún tiempo, y que puede servir para ilustrar el respeto que siempre ha mostrado Santiago Auserón por la tradición, por el idioma: palabras y acordes, quejidos y ecos. Idioma que traspasa siglos y fronteras… que siempre vuelve para recordarnos quiénes somos.
Santiago Auserón acompaña a Compay Segundo, “Fidelidad”.
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Este chico escribe desde los lugares en los que se sintió vivo con gente a la que quiere, hace un lazo con las palabras, la música, los los recuerdos de lo que vivió y de lo que otros le entregaron, y además lo pone a circular en la brisa que nos envuelve. El camino es un dibujo de un niño en una hoja de papel, luego vuela…