Has leído bien! El Calvillo se va del IES Cristóbal Colón y hoy ha sido el último claustro de despedida.
El martes me despedí de mi alumnado con un BreakOut muy especial en el que les regalé un llavero impreso en 3D de Musikawa y ellos, tenían que encontrar por la clase lo necesario para personalizarme una camiseta.
El miércoles, a Isla Mágica
Y hoy, después de 17 años disfrutando como un niño, experimentando junto con mi alumnado nuevas formas, haciéndome el docente que soy, desaprendiendo día a día, adaptándome a las circunstancias, reseteándome contínuamente, investigando para mejorar, realizando cientos de proyectos, compartiendo experiencias únicas y mágicas en ocasiones, desarrollando locuras nacidas de la creatividad, creando personas, hombres y mujeres del Colón… ha llegado la hora de seguir caminando.
Al final del último claustro del curso, nos hemos dicho «hasta luego».
Antonio López, el actual director, después de cerrar el último ruego y pregunta y levantar la sesión, ha ido despidiendo a cada uno de los que no volveremos –de momento– a transitar aquellos pasillos por una temporada.
Primero a los compañeros y compañeras interinos o sin destino definitivo que nos han acompañado este año. Ellos han sido y son, parte del «Imán del Colón» que atrapa a todo aquel que pasa por allí.
Después me ha tocado a mí. Me ha dedicado unas palabras de despedida emotivas y sé que desde el corazón de quien me aprecia y respeta mi trabajo, a pesar de los muchos inconvenientes que haya podido ocasionar a su gestión «ordenada» y al resto de compañeros y compañeras que en su día a día han debido armarse de paciencia por la naturaleza de mi materia y por la traducción que hago de los «espacios de aprendizaje» más allá de las 4 paredes de mi aula. Gracias, Antonio, sé que no ha sido siempre fácil y que tus palabras, eran sinceras.
Después, mi amigo Manolo Murga, ha pedido la palabra y ha recordado los momentos vividos en estos años cuando llegamos juntos en el 2001, ha alabado mi trayectoria profesional y ha pedido un aplauso al claustro que parecía que no terminaría nunca. Me he sentido pequeño, agradecido, pero por encima de todo, me he sentido querido por mis compañeros y compañeras a los que, en el campo docente, les debo tanto y son parte de lo que soy, que han tenido que soportar mis «noveleríos», como dice mi amiga Lidia Cerro –a la que admiro tanto–, mis salidas del «tiesto» y mis días por allí. Gracias, Manolo. Nuestros caminos se han entrelazado en una amistad firme y duradera desde aquel 2001. Te deseo lo mejor en tu nueva etapa.
Además, la directiva ha considerado, por tantos momentos compartidos, que merecía recibir el honor de tener el pin de oro del Colón que solo ostentan los jubilados/as que dedican ya su tiempo a otros menesteres.
Pero no quería despedirme sin tener la oportunidad de dedicarles unas palabras de admiración y agradecimiento a todos y cada uno de los que han formado parte de esta aventura.
También quería que tuvieran un recuerdo tangible de mi paso por allí. La semana pasada compré algunos lápices de madera y decidí personalizarlos con algunas frases para que cuando los vieran, me recordaran. No había 2 iguales. Los he repartido mientras preparaba mi «final».
Esta mañana temprano, con muy pocas horas de sueño después de la cena final en la que despedíamos a nuestros jubilados de este curso, Ana, Ángel y Manolo, he decidido escribir algo, por si tenía ocasión y por si la emoción de la despedida no me permitía decir lo que pensaba. Y solo surgían palabras de agradecimiento porque cuando las acciones se hacen desde el corazón, no puede ser de otra manera.
He pedido permiso, después de un claustro largo, lo cansados que estábamos todos y de la hora que era. Y portátil en mano, he preguntado si les gustaba la música, he puesto la canción «Walk» de Foo Fighter y he comenzado la lectura de mi despedida que os pego aquí.
Bueno, amigos…. sí, se acaba… el Calvillo se va del Colón… 17 años… 17 cursos… casi 3000 días lectivos… y solo tengo palabras de agradecimiento
Gracias al
Dto de FyQ (Ana, Estela, Carmen… Santi)
por ayudarme en estos 17 años a buscar la “fórmula magistral” que hiciera cada vez mejor mi docencia
Al DTo de Mates (Ana, Manolo, Ángeles, María, Sandra, Vero… Ángeles)
por hacerme entender que en educación, 2+2 no son siempre 4
A Lengua (Quique, María Jesús, Lidia, Rosa,Reyes, Ana, Alberto … Pepe, Clarines, Quique)
por ayudarme a diferenciar la tilde diacrítica del “SOLO”. Nunca he estado solo, aislado, en estos 17 años
A Biología (Inma, Ana… Ángel, Lupe, Lidia)
por hacerme entender la belleza y el agradecimiento de “vivir” haciendo lo que más me gusta
A TEcnología (Juanma, Carmen, … Antonio, Álvaro, Jorge, Jaime)
por ayudarme a “construir” cada “proyecto” con planificación y dejar memoria de ello para mejorarlo cada vez
A Informática (Mónica..
a “resetearme” contínuamente, a “formatearme” curso a curso, a “instalar” nuevos sistemas y “diseñar los programas” necesarios en cada ocasión para adaptarme a las circunstancias particulares de cada curso, de cada clase, de cada alumno y alumna
A Inglés (Joaquín, Clea, Claudia, Teresa, Alma… Mari Ángeles)
por ayudarme a “traducir” mi día a día con adolescentes un día tras otro
A Francés (Andrés, Álvaro…)
por hacerme entender que las alturas solo pueden alcanzarse peldaño a peldaño, tornillo a tornillo, donde cada elemento tiene su lugar de ser, hasta casi rozar el cielo.
A Sociales (Antonio, Juanito, María Antonia, Isa… Juan, Lourdes, )
por ayudarme a entender todo en esta vida tiene ciclos y reflexionar sobre mi propia “historia” una y otra vez buscando esa mejora
A EF (Loreto, Sánchez)
por ayudarme a alcanzar mis “metas” docentes y a perseguir mi sueño a base de esfuerzo y dedicación
A Cultura Clásica (Rafa, Julia…)
por hacerme entender que una sociedad mejora a otra, que cada año, que cada día, que cada clase, debía ser mejor que la anterior y de la responsabilidad de ser consciente de la huella imborrable que dejaría cuando mirara hacia atrás
Economía (Manolo)
Por ayudarme a llenar mi “bolsa” solo de buenos recuerdos
A Filosofía (Julia)
A relativizar el fracaso y aprender de los errores
A Plástica (Cristina
A ponerle color a mi día a día
Orientación (Estefanía, Miriam, Isabel…)
Por ayudarme a “orientarme” y encontrar mi camino
A mis compis de Ciclos (Taro, Concha, Blanca, Susana, Sergio, Arancha. Miguel Ángel, Judith… Pedro, Carmen, Loli)
por hacerme entender que la “Formación en Centro de Trabajo” (FCT) debe ser para toda la vida
FPB (Luis, Pedro, Juan Carlos…)
por enseñarme a abonar y a hacer “florecer” emociones y la curiosidad en el alumnado
Religión (Adrián, Alejandra…)
Reforzar mis “creencias” en que otra educación es posible y que parte –a pesar de los pesares– de cada uno de nosotros
Música (Pedro… Miguel Ángel, Miguel, Zoraida)
Por ayudarme a convertir los “bemoles” en “sostenidos” y hacer de la música nuestra razón de ser.
Pedro, Mercedes… Rosa… Fran… Luisa, Conchi
A todos por vuestra paciencia infinita hasta en mis peores momentos, por todos los momentos vividos y el aprendizaje que que en ese camino me habéis demostrado para no perder la ilusión, por hacer de esta vocación compartida unas vacaciones prolongadas y placenteras que le dan parte del sentido a mi vida. Gracias a vosotros, un día, dejé de “trabajar”.
Por todo ello me voy dándoos las gracias por lo que soy, por lo que entre todos, por unas cosas y otras, habéis conseguido que sea.
Entended mi marcha como un camino docente que necesita seguir creciendo y ampliándose, conociendo nuevas metas y nutriéndose de nuevos compañeros y compañeras, de nuevo alumnado y de nuevas “locuras”.
Aquí me dejo lo mejor de mí: amigos, profesionales como la copa de un pino que lucháis día tras día por ofrecer a nuestro alumnado oportunidades de mejorar y formarse como personas; dejo mis mejores años
Pero también dejo una de las cosas que más quiero en esta vida: a mi hijo Antonio José que viene al mejor instituto de Sanlúcar y que lo ha visto así, a través de mi mirada todos estos estos años.
Ahora, se abren nuevas oportunidades para todos de hacer mil cosas juntos y establecer puentes y lazos con otro centro
No es un adiós. Camino, sí, sigo caminando.
Conforme iba leyendo, casi nada más empezar, las lágrimas han comenzado a brotar y no han cesado todavía, ahora que pasadas unas horas, he conseguido sentarme a escribir este post.
Incluso, en el momento de nombrar a mi hijo, que tiene la suerte de estudiar allí a partir del próximo curso, he tenido que parar. No he podido con la emoción del momento, a pesar de no querer levantar la vista en exceso. Mis «compas» emocionados, los pañuelos rodando y yo, con el corazón encogido y abierto en canal. En ese momento, a todos, se nos han pasado mil cosas por la mente. Cuántas veces había fantaseado con Antonio José imaginando el día en el que podríamos compartir clases, proyectos y locuras con sus amigos y con mis compañeros. Eso, ya, no podrá ser. Pero por otro lado, lo dejo en las mejores manos posibles, rodeado, como me han demostrado miles de veces, de mis «compas» de los que tanto he aprendido y a los que seguiré debiendo tanto.
La vida sigue, mi camino continúa y se abre a nuevos retos e ilusiones, a nuevos aprendizajes por descubrir, con otro alumnado y otros compañeros y compañeras con los que espero poder volver a volar en unos meses. El IES Doñana me espera a la vuelta de septiembre, un centro de compensatoria y otro puñado de profesionales que se «baten el cobre» cada día por hacer posible los sueños de cientos de adolescentes a los que estoy deseando conocer. Llego para desaprender nuevamente, para redescubrirme y reinventarme y para ayudar en lo que pueda.
Compañeros, familias y alumnado del Colón, siempre os llevaré en mi corazón. Habéis sido parte importante de mi vida y vuestra huella, que no la mía, jamás se borrará de mi piel, de mi mente y de mi corazón.
¡Os quiero, máquinas!
Camino, sí, sigo caminando.
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Yo no he estado y me has emocionado! Así que imagino que ese clAustro queda grabado a fuego para siempre. Caminamos… que no es poco!
Gracias, amigo! Caminamos!!
Muchas gracias por acordarte de mí después de tantos años, Antonio. Desde luego has dejado huella en el Colón y la dejaras allá donde vayas.
Gracias, amigo!
Me voy con pena, pero con ilusión también!
Y la huella, me la llevo yo de tantos momentos compartidos y vividos con vosotros!
Saludos, máquina!