Ayer nos invitó a merendar nuestra amiga Lidia en su casa de Salobreña. Y nos tenía preparadas una bambas de nata para chuparse los dedos. Hoy publicaba la receta en su blog “Atrapada en mi cocina” y no he podido resistirme a duplicarla aquí. Yo me comí una y media, pero me hubiera comido una docena!! Están… más que buenas… riquísimas!!
No se si alguna vez he comentado que prefiero mil veces la bollería casera a la más sofisticada repostería, ya sean cupcakes, macaron, layer cake o similar. Siendo éstas últimas propuestas mucho más llamativas que cualquier pieza de bollería, no dudaría si tuviera delante ambas propuestas, cogería con los ojos cerrados uno de estos bollos. Hacía tiempo que quería preparar bambas rellenas de nata. Y fue viendo las fotos del cumpleaños de la gran dama de la cocina, nuestra amiga Begoña, de Las recetas de Marichu y las mías, donde aparecían unas maravillosas cristinas, como también se llaman, cuando decidí que utilizaría su receta. Busqué en su blog y no me aparecían, hasta que ella misma me confirmó que la receta que había utilizado era de los bollos de bath, que si que tiene publicada en su blog, y que puso de moda, Su, de Webos Fritos, siendo esta receta del gran maestro Richard Bertinet. Sin ánimo de imitar al maestro, ni a las maestras Su y Begoña, he querido preparar también estos deliciosos bollitos, y rellenar algunos de ellos con nata, evocando tiempos de juventud en los que nuestra línea nos permitía comernos una de esas bambas tan deliciosas sin tener remordimientos después.
La única complicación de esta receta es el largo amasado que necesitan estos bollos, y otro pequeño inconveniente son los tiempos de los levados, que son muy largos, pero durante los cuales podemos aprovechar para hacer otras cosas. Ya que ellos solitos levan. En la receta de Begoña y Su, lo hacen todos los levados seguidos, pero en total tendríamos más de 8 horas, por lo que si queremos tomarlos para el café tendríamos que madrugar bastante para hacerlos, por lo que yo preparé el fermento por la noche y lo dejé toda la noche. Empecé a amasar a las nueve y media y los bollos estaban listos para tomar a las cuatro y media de la tarde. Así que tenéis que ir ajustando las horas según os convengan, procurando que el último levado sea el establecido, no más de él, ya que estropearía el trabajo de tantas horas. Otra opción es hacerlos y congelarlos, sacándolos y horneándolos durante 10 minutos a 150º.
- Para el fermento:
- 125 gr. de harina
- 125 gr. de agua
- 5 gr. de levadura fresca
- Para la masa:
- Todo el fermento
- 410 gr. de harina de fuerza
- 10 gr. de levadura
- 125 gr. de mantequilla
- 60 gr. de azúcar
- 2 huevos grandes (yo puse tres medianos)
- 150 gr. de leche (yo hubiese puesto menos)
- 7 gr. de sal
- Para el glaseado:
- 100 ml. de leche
- 75 gr. de azúcar
- Para decorar:
- Azúcar granulado (¡Ojo!, yo compré uno que decía que era granulado y luego me llevé el fiasco, era sólo un poco más grueso que el normal, así que comprobad tocando el paquete que los gránulos son grandes)
- Para el relleno de nata (para rellenar seis bollos):
- 400 gr. de nata
- 3 ó 4 cucharadas de azúcar glass