Como las aves, se ríe de las fronteras, traspasa continentes y vuela libre por el cielo del hombre. Como la eternidad, transgrede el tiempo y camina del ayer al mañana como si ambos fueran la misma cosa.
Su mensaje es tan universal que entra en los corazones y se posa en el alma de gentes de toda condición social, de todo color de piel, y hace suya todas las culturas, que se limitan a adornarla con su acento característico para que luzca un plumaje más rico y fascinante.
Esta prodigiosa capacidad para unir lo más diverso contiene en su interior una profunda moraleja: el hombre –cualquier hombre– separado por lenguas, razas, leyes y costumbres, tiene un punto común en el universo de los sentimientos; un punto que nos hace iguales en el dolor, en el amor, en la intimidad de seres humanos arañados por la vida; un punto común que se manifiesta en la música que lo habita. El vídeo que, a continuación, pasea el “Rezaré por ti”, de Adriano Celentano, por toda la rosa de los vientos así lo confirma.
Santi Ortiz
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