La poesía toma el barrio
Como has visto, los juglares tenían una doble función social en la Edad Media. Por un lado, divertían a la gente con sus cantos, bailes y juegos. Por otro, actuaban a modo de ‘periodistas’, pues su espectáculo servía para informar de los sucesos de actualidad, ya fueran decisiones reales, resultados de las batallas, etc. En ello, su carácter ambulante era fundamental… y en esto consiste, precisamente, la propuesta que os hacemos ahora: sacar a la calle la poesía: versos, ritmo y musicalidad para difundir la literatura en las plazas de la ciudad.
¿Y cómo convertir una actividad medieval en una propuesta del siglo XXI? Pues cambiando recitado por grafitis: Una pared, un muro, un papel, un globo… cualquier lugar es un espacio idóneo para la poesía, también una casetilla situada en un parque de un barrio periférico de cualquier ciudad. Más aún si se trata de una zona más o menos deprimida que es lugar de encuentro de jóvenes y no tan jóvenes. El objetivo es trasladar a la calle la poesía que se trabaja en el aula con el objetivo de pintar e intervenir poéticamente en el barrio y, en ocasiones, con pensamientos estimulantes con la intención de fomentar la lectura de esta clase de textos y la reflexión. La regla fundamental es que se trata de micropoesía.